Como ya anuncié en la entrada anterior, estoy desarrollando una temática, la de las desigualdades que nos atañen a las mujeres del mundo, que va a ser presentada a lo largo de varias entradas.
Nos encontramos así ante la segunda de ellas, donde se va a tratar el plano relacionado con la familia y donde vamos a poder observar, una vez más, datos y situaciones verdaderamente llamativos, sorprendentes y denigrantes.
Relaciones familiares
Actualmente, el modelo familiar
concebido hasta el momento, está cambiando.
Sin embargo, los papeles del hombre y la mujer
en la familia, desde hace años, vienen marcados. Tradicionalmente, ha sido la mujer la que se ha
ocupado de las labores del hogar, de los niños, de hacer la compra, etc.
Es muy importante tener en cuenta
la edad a la que las jóvenes empiezan a asumir cargas familiares.
En los distintos países del
mundo, la edad a la que las mujeres contraen matrimonio difiere incluso en 12 años (Níger 18 años / Irlanda 31 años).
Cuanto más pronto se produzca el
enlace, menor acceso a la educación y a un trabajo remunerado tendrá la mujer. Eso sin centrarnos en las situaciones en las que el matrimonio es acordado, los
hombres son mucho mayores que las mujeres y en los que la familia de la mujer tiene
que pagar una dote. Por suerte, hay diferencias entre las zonas rurales y
urbanas, siendo las mujeres de estos últimos núcleos, mujeres mejor formadas y
que por tanto retrasan la edad de matrimonio.
Mujeres casadas en uniones polígamas- % con respecto a mujeres casadas |
Las uniones polígamas, frecuentes en gran parte de África, hacen que las mujeres y los hijos se vean más desatendidos por parte del esposo que en los matrimonios monógamos.
Tipología familiar
Lo habitual para consolidar una
relación, hoy en día, sigue siendo el matrimonio.
En Latinoamérica, se aceptan otro
tipo de uniones que actúan en detrimento de las ventajas de la mujer, ya que no
tienen acceso, en muchos de estos casos, a prestaciones sociales.
En el último cuarto del siglo XX se
ha observado una disminución del tamaño medio de los hogares (Suecia, 2,2 personas;
Dinamarca y Alemania 2,3 personas; Suiza, 2,4 personas y España, 2,5 personas).
A las mujeres solo se les
atribuye el rango de “jefas del hogar” en cado de que estén divorciadas si no,
esta categoría, sin lugar a dudas, la ostenta el hombre.
Se está aumentado el número de
mujeres solteras en los últimos años y además, se está mejorando la valoración
de esta situación. Es decir, cada vez está mejor visto y cada vez se está dando
mayor paso a composiciones familiares diferentes a la tradicional, lo que
supone, por esta parte, un gran avance.
Violencia
La violencia contra las mujeres y
niñas se da, por desgracia, en todos los lugares, en todas las sociedades y en
todas las culturas, independientemente de las características de éstas.
Cualquier tipo de agresión, sea
cual sea su forma, es considerada por la ONU, un atento contra los derechos
fundamentales de la mujeres.
Como ya sabemos, porque ha sido
comentando anteriormente en este nuestro blog, en Asia, muchas mujeres
desaparecen cada año y cada día como consecuencia de los abortos selectivos.
Muchos mujeres son también las
que sufren e incluso, llegan a suicidarse, por el acoso doméstico al que se ven
sometidas diariamente.
Además de la violencia doméstica,
la violencia y el tráfico sexual (prostitución y pornografía), constituyen otro
problema grave, al que se le une la “no denuncia” de estas situaciones (en
Sudáfrica, por ejemplo, menos del 3% de las mujeres denuncia este tipo de
situaciones)
Prácticas como el corte genital o
los asesinatos “para restaurar la honra” de los varones, que serán abordadas con
más detalle en sucesivas entradas de nuestro blog, ponen en peligro y matan a
miles de mujeres cada año.
Uno de los problemas, y es lo que
debemos tratar de erradicar, radica en que muchos de los hombres que realizan
estas prácticas violentas contra sus mujeres, hijas o hermanas, están
respaldadas por el apoyo de la cultura, donde se permiten, y por la idea de que
estas prácticas son consideradas, simplemente, una forma más de disciplina. Dos
ideas, que bajo mi punto de vista, no se pueden tolerar, ya que atentan contra
nuestra salud física y mental.
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