Considero la siguiente entrada una de las más importantes e interesantes dentro de esta bloque de "desigualdades". En ella se habla de la salud, el trabajo y la educación. Tres aspectos que, a mi modo de ver, deberían ser prioritarios en la búsqueda de la equidad de género ya que de ellos depende el futuro de las personas.
Como vamos a ver, uno de las finalidades de este Objetivo del Milenio que estamos desarrollando, era conseguir la igualdad de género en educación de manera generalizada para 2015. Las previsiones, por el momento, no son alentadoras.
Salud
Las desigualdades entre hombres y
mujeres continúan en temas de salud. A parte de otras muchas consideraciones,
muertes por complicaciones en el parto o muertes por cáncer de mama o de cuello
de útero, son las enfermedades más distintivas que afectan a las mujeres. El
cáncer de cuello de útero, ha disminuido en los países occidentales pero los
Estados en vías de desarrollo cada año se diagnostican 400000 nuevos casos. Se
agrava en África Oriental y Central, en el Caribe y en las zonas tropicales de
América del Sur y Asia.
Además, existen diferencias entre
las enfermedades que afectan al sexo femenino y al sexo masculino. Según datos
de la OMS, el cáncer afecta más a las mujeres y las cardiopatías afectan más a
los hombres. Esta relación se hace inversamente proporcional a partir de los 65
años.
Así, teniendo en cuenta estas
diferencias, me parece oportuno e interesante mostrar el siguiente gráfico
donde podemos observar las causas de defunción por sexos en el mundo.
Causas de defunción por sexo en el mundo |
Un capítulo aparte, lo constituye
el SIDA. En torno al año 2000, la
repercusión de esta enfermedad en hombres y mujeres parecía estar igualada.
Pero, en África Subsahariana, más del 50% de las personas afectadas por esta
enfermedad son mujeres.
Pese a toda esta problemática
referente a la salud, la esperanza de vida de las mujeres ha aumentado en las
dos últimas décadas del siglo XX, excepto en Europa Oriental y la Unión
Soviética. Fijémonos en el siguiente mapa, que da cuenta de la situación de la
esperanza de vida femenina durante los años 1975-1999:
Años de progreso en la esperanza de vida femenina (1975-1999) |
Educación
De los 876 millones de personas
analfabetas del mundo, dos tercios son mujeres, ¿no te parece una exageración? A pesar de las mejoras, la tasa de
analfabetismo media en los países en vías de desarrollo (año 2000) era de un
16,6% en los hombres y mujeres de entre 15 y 24 años.
Tradicionalmente, la mujer ha
sido la que menos acceso ha tenido a la educación y a la cultura y la que menos
oportunidades laborales ha tenido. La educación permite a la mujer mejorar su
calidad de vida, su autoestima, su confianza y su autonomía.
Los cambios sociales están
directamente relacionados con los niveles de educación, por tanto, las mujeres
instruidas, contraen matrimonio más tarde, usan métodos anticonceptivos y
trabajan más. Es importante un apoyo desde el ámbito familiar, para que la
mujer tenga acceso a la educación. En los ámbitos rurales de los países en vías
de desarrollo, se da prioridad de acceso a la escuela a los niños mientras que
las niñas se tienen que dedicar a las labores agrícolas y de la casa.
Uno de las finalidades del
objetivo del Milenio que desarrolla este blog, era precisamente eliminar la
desigualdad de género en Primaria y Secundaria y conseguir la igualdad de
género completa para 2015.Según datos de Unicef y a pesar de las buenas
prácticas, todavía no vamos camino de poder conseguir los objetivos porque
todavía miles y miles de niñas siguen sin escolarizar. Además, la educación
tampoco es amplia y equitativa por lo que muchas menos niñas finalizan toda la
Primaria o por lo menos hasta el cuarto curso, no pudiendo ser así consideradas
alfabetas funcionales.
En lo que a la Secundaria
respecta, en países como Burkina Faso, Burundi, Chad, Etiopía, Guinea, Níger,
Somalia, y Tanzania, la tasa bruta de matriculación no llega al 10%.
Para terminar, es comúnmente
sabido que, no solo en los países en desarrollo sino en todos, las mujeres se
decantan por los estudios universitarios relacionados con la enseñanza o la
sanidad y los hombres por los estudios de Ciencias Naturales o las Ingenierías.
Además, después de haber estudiado, los altos cargos o posiciones siguen
estando ocupados principalmente por hombres, como veíamos en una de las
entradas de este blog referente a esta situación en la UBU.
Trabajo
Las mujeres se incorporaron al
mundo laboral de forma significativa a principios del s.XX. Durante la primera
y la segunda Guerra Mundial, como los hombres estaban en los frentes, fue
necesario emplear mano de obra femenina. En Europa Occidental, Japón y
Norteamérica, esto fue un paso clave para la posterior incorporación masiva de
la mujer a los sectores industriales y de servicios.
Por suerte, la tasa de participación
de las mujeres en el mundo laboral ha aumentado y continúa haciéndolo, aunque
su trayectoria es muy inestable. Eso sí, en ningún país del mundo el número de
mujeres que se dedica a trabajos remunerados
es superior al número de hombres. Todo ello, teniendo en cuenta que
limpiar, acarrear agua, cuidar de los hijos, cocinar, cultivar para el
autoconsumo o recoger leña, no entran dentro del cómputo de lo que se considera
“trabajo”.
Los trabajos remunerados que
desempeñan las mujeres son considerados como meras aportaciones y ayudas a la
economía del hogar. Esto hace que se valore mejor la aportación económica del
varón y dificulte la incorporación de la mujer al mercado laboral: trabajamos
más a tiempo parcial, nos dedicamos al sector servicios, tenemos salarios
inferiores ante actividades de la misma categoría profesional o como ya hemos comentando
anteriormente, no accedemos a puestos de responsabilidad en las mismas
condiciones que los hombres.
Además de todo esto, hay que
tener en cuenta, que para las mujeres, la familia y el trabajo están íntimamente
unidos. De manera que, además de dedicarse a su trabajo fuera de casa, se
tienen que dedicar a su trabajo dentro de casa y , sin olvidar que existe un
reparto desigual de las tareas domésticas, la mujer trabajan dos horas
semanales más que los hombres, según un estudio hecho en la década de los 80-90
en los países desarrollados.
En el siguiente gráfico, podemos
observar cómo el desempleo en las mujeres es mucho mayor que en los hombres,
con tan solo dar un golpe de vista y observar cómo las líneas de color morado
oscuro sobresalen más en todos los países
que las de color morado más claro.
Si tenemos en cuenta los tres
tipos de sectores laborales existentes, servicios, secundario y primario,
observamos grandes diferencias por sexos. La mayoría de las mujeres de Europa
Occidental y de los países desarrollados, se dedican al sector servicios: enseñanza,
sanidad, comercio, cuidado de niños o de personas mayores y servicio doméstico.
Muchas de las empresas/industrias
que se han instalado en los últimos años en los países en vías de desarrollo,
utilizan mano de obra femenina, hábil, con bajos grados de sindicación,
explotada y no muy bien retribuida. La agricultura es la principal ocupación de
las mujeres en Asia y África Subsahariana.
Para terminar con este apartado
referente al trabajo, vamos a referirnos a desigualdades en la renta disponible
en hombres y mujeres. En países como Arabia Saudí, Omán y Belice, la renta
femenina no alcanza el 25% de la masculina. Para hacernos una idea de la situación, Noruega, que es el país donde menos
diferencia hay entre la renta de las mujeres y la de los hombres, la renta
femenina solo alcanza el 73% de la masculina. Y, una vez más, las causas de
estas situaciones son debidas a la falta de consideración de los trabajos que
desempeñan las mujeres, a los menores sueldos que recibimos, al control que
muchas veces ejercen sobre nosotros los hombres y al hecho de que éstas tengan
que repartir su renta con hijos u otros familiares.
Fuente: GAGO, CÁNDIDA, Atlas de las mujeres en el desarrollo del mundo, España: Sm, 2006.
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