miércoles, 25 de abril de 2012

DESIGUALDADES PARTE 3: SALUD, EDUCACIÓN Y TRABAJO.


Considero la siguiente entrada una de las más importantes e interesantes dentro de esta bloque de "desigualdades". En ella se habla de la salud, el trabajo y la educación. Tres aspectos que, a mi modo de ver, deberían ser prioritarios en la búsqueda de la equidad de género ya que de ellos depende el futuro de las personas.
Como vamos a ver, uno de las finalidades de este Objetivo del Milenio que estamos desarrollando, era conseguir la igualdad de género en educación de manera generalizada para 2015. Las previsiones, por el momento, no son alentadoras.


Salud

Las desigualdades entre hombres y mujeres continúan en temas de salud. A parte de otras muchas consideraciones, muertes por complicaciones en el parto o muertes por cáncer de mama o de cuello de útero, son las enfermedades más distintivas que afectan a las mujeres. El cáncer de cuello de útero, ha disminuido en los países occidentales pero los Estados en vías de desarrollo cada año se diagnostican 400000 nuevos casos. Se agrava en África Oriental y Central, en el Caribe y en las zonas tropicales de América del Sur y Asia.

Además, existen diferencias entre las enfermedades que afectan al sexo femenino y al sexo masculino. Según datos de la OMS, el cáncer afecta más a las mujeres y las cardiopatías afectan más a los hombres. Esta relación se hace inversamente proporcional a partir de los 65 años.

Así, teniendo en cuenta estas diferencias, me parece oportuno e interesante mostrar el siguiente gráfico donde podemos observar las causas de defunción por sexos en el mundo.

Causas de defunción por sexo en el mundo

Un capítulo aparte, lo constituye el SIDA.  En torno al año 2000, la repercusión de esta enfermedad en hombres y mujeres parecía estar igualada. Pero, en África Subsahariana, más del 50% de las personas afectadas por esta enfermedad son mujeres.

Pese a toda esta problemática referente a la salud, la esperanza de vida de las mujeres ha aumentado en las dos últimas décadas del siglo XX, excepto en Europa Oriental y la Unión Soviética. Fijémonos en el siguiente mapa, que da cuenta de la situación de la esperanza de vida femenina durante los años 1975-1999:

Años de progreso en la esperanza de vida femenina (1975-1999)



Educación

De los 876 millones de personas analfabetas del mundo, dos tercios son mujeres, ¿no te parece una exageración?  A pesar de las mejoras, la tasa de analfabetismo media en los países en vías de desarrollo (año 2000) era de un 16,6% en los hombres y mujeres de entre 15 y 24 años.

Tradicionalmente, la mujer ha sido la que menos acceso ha tenido a la educación y a la cultura y la que menos oportunidades laborales ha tenido. La educación permite a la mujer mejorar su calidad de vida, su autoestima, su confianza y su autonomía.

Los cambios sociales están directamente relacionados con los niveles de educación, por tanto, las mujeres instruidas, contraen matrimonio más tarde, usan métodos anticonceptivos y trabajan más. Es importante un apoyo desde el ámbito familiar, para que la mujer tenga acceso a la educación. En los ámbitos rurales de los países en vías de desarrollo, se da prioridad de acceso a la escuela a los niños mientras que las niñas se tienen que dedicar a las labores agrícolas y de la casa.

Uno de las finalidades del objetivo del Milenio que desarrolla este blog, era precisamente eliminar la desigualdad de género en Primaria y Secundaria y conseguir la igualdad de género completa para 2015.Según datos de Unicef y a pesar de las buenas prácticas, todavía no vamos camino de poder conseguir los objetivos porque todavía miles y miles de niñas siguen sin escolarizar. Además, la educación tampoco es amplia y equitativa por lo que muchas menos niñas finalizan toda la Primaria o por lo menos hasta el cuarto curso, no pudiendo ser así consideradas alfabetas funcionales.

En lo que a la Secundaria respecta, en países como Burkina Faso, Burundi, Chad, Etiopía, Guinea, Níger, Somalia, y Tanzania, la tasa bruta de matriculación no llega al 10%.

Para terminar, es comúnmente sabido que, no solo en los países en desarrollo sino en todos, las mujeres se decantan por los estudios universitarios relacionados con la enseñanza o la sanidad y los hombres por los estudios de Ciencias Naturales o las Ingenierías. Además, después de haber estudiado, los altos cargos o posiciones siguen estando ocupados principalmente por hombres, como veíamos en una de las entradas de este blog referente a esta situación en la UBU.

Trabajo

Las mujeres se incorporaron al mundo laboral de forma significativa a principios del s.XX. Durante la primera y la segunda Guerra Mundial, como los hombres estaban en los frentes, fue necesario emplear mano de obra femenina. En Europa Occidental, Japón y Norteamérica, esto fue un paso clave para la posterior incorporación masiva de la mujer a los sectores industriales y de servicios.

Por suerte, la tasa de participación de las mujeres en el mundo laboral ha aumentado y continúa haciéndolo, aunque su trayectoria es muy inestable. Eso sí, en ningún país del mundo el número de mujeres que se dedica a trabajos remunerados  es superior al número de hombres. Todo ello, teniendo en cuenta que limpiar, acarrear agua, cuidar de los hijos, cocinar, cultivar para el autoconsumo o recoger leña, no entran dentro del cómputo de lo que se considera “trabajo”.

Los trabajos remunerados que desempeñan las mujeres son considerados como meras aportaciones y ayudas a la economía del hogar. Esto hace que se valore mejor la aportación económica del varón y dificulte la incorporación de la mujer al mercado laboral: trabajamos más a tiempo parcial, nos dedicamos al sector servicios, tenemos salarios inferiores ante actividades de la misma categoría profesional o como ya hemos comentando anteriormente, no accedemos a puestos de responsabilidad en las mismas condiciones que los hombres.

Además de todo esto, hay que tener en cuenta, que para las mujeres, la familia y el trabajo están íntimamente unidos. De manera que, además de dedicarse a su trabajo fuera de casa, se tienen que dedicar a su trabajo dentro de casa y , sin olvidar que existe un reparto desigual de las tareas domésticas, la mujer trabajan dos horas semanales más que los hombres, según un estudio hecho en la década de los 80-90 en los países desarrollados.





En el siguiente gráfico, podemos observar cómo el desempleo en las mujeres es mucho mayor que en los hombres, con tan solo dar un golpe de vista y observar cómo las líneas de color morado oscuro sobresalen más en todos los países  que las de color morado más claro.




Si tenemos en cuenta los tres tipos de sectores laborales existentes, servicios, secundario y primario, observamos grandes diferencias por sexos. La mayoría de las mujeres de Europa Occidental y de los países desarrollados, se dedican al sector servicios: enseñanza, sanidad, comercio, cuidado de niños o de personas mayores y servicio doméstico.

Muchas de las empresas/industrias que se han instalado en los últimos años en los países en vías de desarrollo, utilizan mano de obra femenina, hábil, con bajos grados de sindicación, explotada y no muy bien retribuida. La agricultura es la principal ocupación de las mujeres en Asia y África Subsahariana.

Para terminar con este apartado referente al trabajo, vamos a referirnos a desigualdades en la renta disponible en hombres y mujeres. En países como Arabia Saudí, Omán y Belice, la renta femenina no alcanza el 25% de la masculina. Para hacernos una idea de la situación, Noruega, que es el país donde menos diferencia hay entre la renta de las mujeres y la de los hombres, la renta femenina solo alcanza el 73% de la masculina. Y, una vez más, las causas de estas situaciones son debidas a la falta de consideración de los trabajos que desempeñan las mujeres, a los menores sueldos que recibimos, al control que muchas veces ejercen sobre nosotros los hombres y al hecho de que éstas tengan que repartir su renta con hijos u otros familiares.




Fuente: GAGO, CÁNDIDA, Atlas de las mujeres en el desarrollo del mundo, España: Sm, 2006.

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